La explicación que dan los guías cuando se realizan algún sendero ayuda a los turistas para conocer el bosque, sin embargo, durante el sendero autoguiados también se puede explorar y aprender.
Para recorrer los senderos se debe pagar por el servicio de los guías,quienes son las personas capacitadas para afrontar alguna complicación con los animales y supervisar que nadie se extravíe.
Sin embargo, el Bosque Protector Cerro Blanco ofrece una alternativa para quienes no tienen dinero o tienen poco tiempo: el sendero autoguiado. El recorrido es de 20 a 30 minutos, dependiendo de la velocidad de la persona, y la ruta está señalizada con carteles que responden curiosidades interesantes.
Por ejemplo, una pancarta explica que las aves cantan para aparearse o delimitar su territorio. Normalmente con su canta el macho atrae a las hembras y refleja su estado de salud. Es decir, la fuerza con la que cantan demuestra que energía suficiente y que están sanos para poder reproducirse.
Aunque nosotros no distingamos alguna diferencia entre los sonidos, las aves sí. Dependiendo de la tonalidad o el ritmo se pueden distinguir entre sí, ya que el canto los hace único y les permite identificarse.
Otra enseñanza es la importancia de plantar árboles, los cuales protegen el suelo evitando su desgaste y erosión. Al Cerro Blanco se lo conoce como el pulmón de Guayaquil porque allí se plantan diversas especies de árboles.
Cada árbol transforma en oxígeno el CO2, libera vapor de agua que refresca el aire y lo humedece; en grandes masas funcionan como amortiguadores de ruido y son pequeños ecosistemas donde viven animales e insectos.
Estas son algunas de las respuestas que conocerás si visitas Cerro Blanco, que a través de sus senderos te ayudan a conocer más sobre la naturaleza y las especies que habitan en ella.